La ética es un pilar fundamental para garantizar la calidad y la humanidad en la atención médica. Debe reunir principios y normas que guían a los profesionales de la salud en la toma de decisiones, asegurando que los pacientes reciban un trato digno, justo y respetuoso.
Dentro de los principios en la ética se tiene que respetar la autonomía del paciente que implica su derecho a tomar decisiones informadas sobre su salud, basadas en su propio juicio y valores personales mediante previa información clara y compresible sobre su padecimiento.
Otro principio y obligación es que el médico actúe en el mejor interés del paciente, velando por el bienestar físico y emocional del paciente.
Entendiendo que otro precepto o principio (Hipocrático) es “Primero no causar daño”.
Finalmente, otro principio es el tratar a todos los pacientes de manera equitativa y justa, independientemente de su origen étnico, género, condición económica o social.
La ética no solo proporciona un marco teórico, también se convierte en una mejor y significativa
atención al paciente, donde se requiere de una buena comunicación para lograr un diagnóstico preciso
y por ende un tratamiento efectivo, explicando los hallazgos médicos y discutiendo las opciones de
tratamiento.
Antes de cualquier procedimiento o tratamiento, los médicos deben asegurarse de que los pacientes comprendan completamente las implicaciones, riesgos y beneficios. Esto no solo respeta la autonomía del paciente, sino que también fortalece la relación médico-paciente.
Como la medicina es un campo en constante evolución. Los profesionales de la salud deben comprometerse con la educación continua para mantenerse al día con los avances científicos y tecnológicos, garantizando así que sus decisiones estén basadas en la mejor evidencia disponible, para ello deben mantener una certificación cada 5 años por sus respectivos consejos médicos.
Tratar a un paciente no solo implica abordar la enfermedad física, sino también considerar el impacto emocional y psicológico del tratamiento. Un enfoque holístico reconoce al paciente como un ser integral, con necesidades y preocupaciones que van más allá de los síntomas físicos.
La ética es esencial para promover la confianza y la seguridad en la relación médico-paciente. Al adherirse a principios éticos fundamentales y aplicar buenas prácticas en el diagnóstico y tratamiento, los profesionales de la salud no solo mejoran la calidad de la atención, sino que también honran el compromiso de servir a la humanidad con integridad y compasión.
La ética no es una opción en la medicina; es una necesidad que guía cada acción y decisión en la búsqueda del bienestar del paciente.