Artículo por Luis Gerardo Vázquez Villarreal
Colaborador de D&M Clinic
Director Médico y Ciencias Aplicadas al Deporte LFA
Durante el pasado Monday Night Football entre los Bills vs. Bengals se experimentaron momentos de tensión que dieron la vuelta al mundo cuando el jugador Damar Hamlin #3 de Buffalo perdió el estado de alerta sin razón aparente, posterior a sus acciones defensivas al término de una jugada. Recibió una atención médica inmediata que incluyó la participación de ambos staffs de los equipos; así como el servicio de emergencia del estadio sede para brindarle una reanimación cardiopulmonar (RCP) oportuna.
Una situación de este tipo no solo requiere de personal de salud altamente capacitado, también es necesario el contar con la disponibilidad tecnológica de un DEA (Desfibrilador externo automático). Cuando ocurre un paro cardiaco el corazón puede perder la capacidad de seguir latiendo de manera automática incluso después de haber recibido las maniobras manuales de reanimación. El uso del DEA permite realizar un análisis de la actividad eléctrica cardiaca que conserva el automatismo de los latidos; en caso de ser necesario este mismo aparato emite una alerta de seguridad para alejar al personal y liberar una descarga eléctrica controlada en intensidad de corriente y sentido para recuperar el automatismo ordenado del latido cardiaco de la persona afectada.
Un reconocimiento rápido y eficiente de la ausencia del latido cardiaco es necesario para iniciar una atención de este tipo de eventos bajo un protocolo de emergencia. Una vez detectado se inician las maniobras de reanimación, estas incluyen compresiones torácicas realizadas con las manos entrelazadas unos centrímetros por arriba del término del esternón (apófisis xifoides), buscando una depresión de 5 centímetros de profundidad entre cada compresión, y esperando el retorno a la normalidad del tórax entre cada compresión brindada por el personal a cargo. El objetivo de las compresiones es alcanzar un ritmo de al menos 100 compresiones por minuto con la intención de mantener el flujo sanguíneo en órganos vitales como el cerebro y el corazón. Al haber ausencia de la respiración por la pérdida del estado de alerta también es necesario incluir ventilaciones asistidas correctamente coordinadas con las compresiones para no suspender por completo ninguna de las intervenciones.
Posterior a un tiempo entre 2 a 3 minutos incluido en un ciclo de reanimación se vuelven a verificar signos vitales para corroborar si hay latido cardiaco y recuperación de la respiración. En ese momento se vuelve crucial el uso del DEA para determinar si será necesaria la descarga que ayude a recuperar el automatismo ordenado del latido cardiaco del afectado. En caso de que recupere la actividad cardiaca pero no la respiratoria se debe brindar soporte ventilatorio durante el traslado hasta llegar a una sala de choque a nivel hospitalario, donde podrá recibir una atención mucho más completa y soporte ventilatorio automatizado en caso necesario.
Cualquier actividad deportiva de contacto incluye riesgos que se incrementan conforme crece el nivel competitivo ya que los mecanismos de impacto implícitos son agravantes de diferentes mecanismos de lesión. Mientras mayor sea el nivel de exigencia de un deporte de contacto en cuestión de intensidad de impactos, y tiempo de exposición pueden presentarse diferentes tipos de complicaciones.
La causa más probable que pudo haber ocasionado el paro cardiaco ocurrido a Damar Hamlin es conocida como “Commotio Cordis”. Un impacto de alta intensidad recibido en tórax cercano al corazón que coincide con la actividad eléctrica del corazón en una fase en la que los ventrículos se recuperan de la contracción realizada para mantener el flujo sanguíneo (repolarización ventricular a inicios de la onda T del electrocardiograma). La combinación de estos factores puede ocasionar una falla cardiaca súbita como la que atestiguamos este lunes 2 de enero del 2023.
Ante un evento tan impactante como este es importante destacar que el rápido reconocimiento y acción capacitada de los staffs médicos, así como el traslado a nivel hospitalario mejoran el pronóstico a largo plazo para la supervivencia y funcionalidad no solo de Damar, si no de cualquier deportista en estas condiciones. Nuestros mejores deseos para el bienestar de jugador, sus familiares y la comunidad del fútbol americano que atestiguo con sorpresa este evento.
Que los servicios médicos altamente capacitados enfocados al deporte, el acceso tecnológico y de insumos que permita la mejora en la atención se vuelva una necesidad fomentada a todos los niveles competitivos.
Luis Gerardo Vázquez Villarreal
Director Médico y Ciencias Aplicadas al Deporte LFA